miércoles, 25 de octubre de 2017

Profundidad

  La encontré. La busqué por todos los lugares que creé y mismo que sin pensarlo creía que encontraría. Tenía una tarea; y era observar la profundidad, contar algo con una imagen que pudiese estremecerme más que la pasión -que crecía en mí- por sacar fotos. Miré detalladamente las flores que comenzaban a azomar el cálido suelo, me acerqué a las aves más coloridas para envolverme en sus figuras y hasta me perdí en las siluetas de quienes se atrevían a caminar por los adoquines del barrio olvidado de zona sur de la Ciudad. Sin embargo, todos mis intentos -fallidos por mi corazonada- no me alcanzaban y lograban que mi garganta se secara y se hiciera un nudo por dentro que me dejaba estaqueado. No podía entender si lo que estaba intentando mostrar, dejaba perplejos a unos cuantos y a mí no lograba convencerme de nada.
Pasé días culpándome por no conformarme con los halagos de la mayoría -que por compasión o sinceridad- que me pedía más de mi trabajo. Me di cuenta que yo quería contar algo, una historia, una crónica, una narración o simplemente poder armar un párrafo. Ni siquiera, una palabra me bastaba para que me sintiera realizado con un trabajo que no concluía ni en un pensado orgasmo.
Entre copas de vino, anécdotas de amistades y mi vieja cámara lo logré. Los aullidos de las personas, las botellas que hacían sonar sus líquidos y el chistar de los dedos de la canción que sonaba fueron testigos de lo que logré encontrar. Miré por la cámara y enfoqué, apreté el botón y disparó. Miré nuevamente la cámara y sentía que un calor me subía por el cuerpo. La ví, profunda como el camino de un tren solo que no sabía su destino. Eran color café oscuro, casi negros. Detonaba firmeza y seguridad, sin embargo no podía sacarme de la mente si se llenaban de lágrimas y cuál sería la reacción de fotografíar tal espectáculo. Aún así, pude captar la profundidad de una mirada sin destino ni rumbo, solo mirando a un punto fijo que seguro sería el final pero su trayecto estaría plagado de pensamientos que no podría idear.  Esa noche me bastó para no olvidar esos ojos, y como se veía a través de ellos la copa de vino que había dejado en la mesa.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario