domingo, 30 de septiembre de 2018

Lo que me busca.

Apuntes viejos.
esconden contenido
que me busca
en la práctica.

Me espera el guardapolvo,
las tizas crispan
mientras escucho el murmullo
y me veo por las pasillos.

Agitando las manos,
recorro con los dedos
zonas de el mapa escondido
y pinto los mares con celeste.

Busco en la caja, los lápices
y los reparto entre todes
la risa, y los "seño"
me inundan los suenos.

A mis pesadillas

Voy recogiendo mis pedazos
me rearmo al tiempo
que ya perdí
que ya no está

Baila la luna en la esquina
mientras el adoquín suena
las mismas calles
pero hace tiempo sin mí.

Y qué pasará si el tronco no sabe
que ando girando en círculos,
los imanes se pegan
buscando conectarse.

Las burbujas suben el vaso
ya no brillo como el sol,
el cuerpo y su cuello
me taparon tu sonrisa.

Y no puedo mentir
porque tengo miedo
las sombras siempre me siguen
me tocan los hombros, alerta.

jueves, 27 de septiembre de 2018

Vengo.

Vengo esquivando todos los semáforos,
no es casual que me cueste frenar
pisar el acelerador es tentador
a comparación de lo normal.

Vengo en silencio
puedo decir que lo esquivo
busco el ruido que me despierte
mi cabeza ya se durmió.

Pienso, vengo pensando
hace tiempo que la rueda gira
sola y acompañada
por los fantasmas más charlatanes.

Hablo con ellos,
me conocen hace tiempo
almuerzo con ellos,
soy el plato principal.

Aprendí a no aparecer
a silenciarme en voz alta
no digo nada
y no es necesario callarme.

El cielo es el único reflejo
de el mar y de la nada
yo me reflejo ahí
nadando en muchas palabras.


domingo, 16 de septiembre de 2018

A Claudia Falcone.

Hoy ya no soy tan chica, no tan. Y quizá vuelva a este lugar porque dejé sentados momentos de mi vida que se transformaron en historias y crecimientos. Hace casi cuatro años vengo escribiendo acá, sobre amor y politica, un par de cuentos que al leerlos ya no entiendo, poemas a la nada y algún haikú perdido en la mmemoria de lo que alguna vez sentí.
Hoy es dieciséis (16) de septiembre y tengo la costumbre de hablarle a las fechas pero más que nada a quiénes las hacen importantes. También puede ser que busque esta idea de que quién muere no se va sino queda esparcide por el tiempo y un par de cosas misticas que hacen a la fé algo más cómica.
En fin... te charlo como si hubiésemos sido compañeras, que al fin y al cabo lo somos. Y hay un poco de pensarme a mi con dieciséis años en mi militancia. Pienso en vos, también. No de una forma heroica, para nada. Sino con la simpleza que lleva quien milita y decide dejar su vida por las causas que nos estremezcan. El heroismo nos hace creer que nadie disfruta, que los momentos de felicidad son efímeros que no dudo que lo hayan sido cuando el terror es moneda corriente por las calles y construir una nueva persona, una nueva cara que guarda en sí los más bellos deseos de libertad.
A veces busco a mi referencia política como algo cercano, porque vivo a flor de piel. Porque nos creo humanes, interesades en una vida mejor o no. Suelo caer en esta fecha y pensar en la primavera, el mate, algún tema de Spinetta o Los Gatos, me remito a las camisas color marrón ocre o beige y otros tantos ejemplos válidos en pensar en la época. En tu época. Nunca me detuve a pensar si hubo felicidad, y si hay algo que el tiempo no es capaz de agrietar las generaciones, es el deseo. El deseo que te movió a vos y a tus compañeres, no habrá época que cambie eso en la militancia. Por momentos me veo en vos, como tantas pibas.
 Una vez leí una nota en la que tu hermano dijo que vos eras una piba normal, que pensaba en pibes y fumar porro. Y que lo que resaltaba era la calidez humana, esa sensibilidad que construye algo mejor, por más chico que parezca.

Por eso hoy me debía escribirte, no caer en admiraciones. Si en el respeto. En la promesa de que la felicidad nos la alimentaremos entre nosotres, y que el heroismo no es más que la vida que llevamos rebelandonos ante todo lo establecido. Ante todo lo injusto.
No sé Claudia, yo no pienso olvidar tu imagen.

jueves, 7 de junio de 2018

En vistas de

Tanta gente...
Tanta gente camina por las calles y veredas que no me animo a tibutear.
Parada, en la esquina, está de esas señoras que sacan (nunca me gustó ese verbo) a sus perros a pasear mientras los adornas con esas ropas por el frío que acontece estas fechas. Desde la ventana del colectivo logro ver a un hombre sujetando el volante y pienso; "¿A dónde irá? ¿Al trabajo? ¿A su casa?¿O con un médico?" Son respuestas instantáneas que ocupan mi mente. Sin embargo rara vez me pregunto si van a ser felices, como si la felicidad fuese algo, ese maldito <<algo>>, que uno vaya a saber qué es.
Vuelvo a mis miradas y me topo con el ventanal de una casa de comidas. Y qué jugada es la vida; los relojes y teléfonos son separados de los cartones y ropas usadas. Sigo pensando en lo curiosa que es la vida, que sitúa sus contrastes más burdos en las simplezas del barrio; de Balvanera en este caso.
Nunca me detuve a pensar en estas cosas, en estos pequeños rasgos que entran como la luz de sol cuando filtra las ramas de los árboles. Será porque uno exclama pequeños detalles en la vida cotidiana que está llena de luces o la inocencia del humano las esconde bien.
El juego no termina y me encuentro más detallista. Un gimnasio en la misma cuadra que una casa de comidas, una casa en su parte frontal cuenta con dos balcones; el de arriba tiene plantas espléndidas, en el de abajo sus plantas estás secas... qué linda alegoría a la muerte. Por la calle cruzan dos nenes, uno acompañado por su madre y padre, el otro va con silencio mientras agita una bolsa con frutas, ambos giran sus cabezas en buscas de el otro y sino me equivoco en ese momento logro captar una pequeña sensación de envidia. Miro de frente, el colectivo semi vacío. Miro fijo, de un lado el sol que impacta el cuerpo casi a quemarropa, del otro la sombra que nos invita a desaparecer.
Pienso, en voz baja y en mente alta, los encuentros y desencuentros que tenemos frente a nuestros rostros y que no logramos decodificar. Como si la vida fuese ese botón en automático, movernos de una manera cuadrada y obsoleta donde las agujas del reloj giran casi como tortura y ver caer el sol es la expresión del fin del día y no del comienzo.
Entonces vuelvo a mirar, paso por Constitución y miro a las personas que van y vienen, que se cruzan, se chocan y no se miran. Miro el viejo puesto de diarios que consigo lleva tantas verdades y las mentiras más vendidas del día. Miro el puente y las familas que viven abajo, ahora el puente ya no es puente sino hogar. Llego a Barracas, sigo mirando. Los contrastes, los edificios altos con su alta gente, de lujo, de perfume. Me acerco más al sur y ya no existe contraste, somos todos iguales.
Al fin de cuentas ninguno porta guante blanco y la igualdad el paisaje más violento.

lunes, 23 de abril de 2018

De pros y contras para seguir viviendo.

Los "te quiero" de mis viejos.
Las cartas que me escribo.
Los amaneceres y ocasos.
Mis llantos en busca de respuestas.
Los abrazos de mis hermanos.
Las pibas que se lleva el Patriarcado.
Estar desnuda con mi novio.
El mate dulce.
Las charlas con mis amigos.
Los gritos sin escuchar.
Las voces de mis compañeras.
El hartazgo de este mundo injusto.
La apertura de un telón.
Animales abandonados.
El sonido del CD que gira.
El olor a humo que emanan los colectivos.
El sonido de la lluvia.
El miedo a la muerte.
El disfrute de la soledad.
Caerse.
Levantarse.
Este mundo de mierda que hambrea, explota y asesina.
Las ganas de cambiarlo todo en Revolución.


sábado, 21 de abril de 2018

El Feminismo salva vidas.

¿Por qué el rosa como color determinante de nuestra genitalidad? ¿Qué es sentarme como una "señorita"? Apuesto a más... ¿Qué es ser una "señorita"? ¿Cuál es la edad para pintarme los labios de rojo? ¿Qué voy a ser hoy? ¿Mamá o maestra? ¿Porqué nadie me explicó que mi cuerpo también llora? ¿Y el debut sexual?... ¡Para cuándo! ¿Habré cogido mal? ¿Se habrá dado cuenta de mis estrías? ¿Y de mi celulitis? ¿Y si me gustan las minas? ¿Y si no me gusta nadie? ¿Y si no soy mamá? ¿para qué habré jugado tanto a "la familia" entonces?
Desde chicas nos vemos atravesadas por preguntas similares que nadie nos responde sin pensar antes si dichas respuestas no son patrones grabados que nos quedaron de creer que la vida es así y el por qué lo dejamos al costado de la mesa. Son preguntas que me hacía de piba, que las vuelvo a recoger, que analizo y que seguro muchas voy a seguir haciéndome y haciéndole a las pibas.
A todas y a todes nos pasa. Es así, un día nacés (cuál bendición) y vivís reconfortada en tu cuna mental donde te acomodás a piacere hasta que... ese sonido de caída que inunda toda tu habitación donde se aloja tu cuna. ¡Cachetazo a la realidad incómoda!
Esa realidad que se nutre de las discusiones o diferencias en la mesa familiar donde te empieza a incomodar que la traten de "flojita" a una vedette, y ya no te parece malo andar floja de ropa porque al fin y al cabo te gusta. También te pasa en la mesa de amigues, donde podemos opinar libremente sobre el cuerpo de otres y recomendar esa cremas berretas para que se vaya la imperfeción, eso sí... la física, porque la mental se trabaja. Y ni hablar de la escuela tradicional y tu vida tirada de los pejos, empujada hacía el color rosa mientras veías la grieta del azul y otras libertades que se les daba a tus compañeros hombres/nenes. Asi se puede ver una lista de situaciones poco felices, embarazosas e incómodas que las mujeres vivimos desde la primera vez que nos vestimos hasta la última.
Porque es así... El dedo índice, de una sociedad construida sobre las bases de los machos, apunta como una lanza llena de fuego hacía nuestras cabezas y genitales. Y es así, que cansadas de arder optamos por probar el río, como si fuese el de Heráclito.
El Feminismo es más o menos eso, es como el río de Heráclito. No todas las veces que te metés es el mismo, y vos tampoco. Y vamos nadando en éste, y comprendemos que es un río con afluentes que van a mil direcciones a la vez. Que pueden ser más o menos caudaolosos o rocosos, que cuesta más navegarlos o dejarse llevar. Pero en definitiva, ahí estás. Es que es eso, estar y comprender que hay Feminismo para todes, porque no hay uno solo sino hay muchos. Todes en nuestras construcciones o des-construcciones creamos nuevos aspectos del Movimiento, y eso hace su pluralidad y diversidad.
Y después de buscarle las vueltas te enterás que todo ese sistema impera y produce que lo que consumís tenga un color determinado para lo binario se llama Patriarcado y está creado por hombres.
Y sí, en este mismo sistema somos las oprimidas y si no, somos alienadas. Pero cuando identificamos que ese enemigo podemos erradicarlo de nuestras vidas, que es ese momento crucial de nuestras vidas en el cual estamos convencidas que no vamos a seguir siendo relleno de la imagen de ésta vida sino que vamos a pelear por el protagónico de la obra.
Y ese pequeño retazo de nuestra vida que se sale del ideario a la realidad, que pone en práctica lo que siempre creyó como puño en alto, es ese momento donde nos llenamos de más preguntas, nos ahogamos del miedo de salirse de "lo normal"y construimos nuestra fortaleza propia quiénes nuestras columnas serán nuestras compañeras Feministas. Entonces la primavera florece...
Vamos florenciendo en deseos, la sororidad como raíz, el tallo se viste de la convicción política y las flores son las prácticas que vamos construyendo donde nacemos una y mil veces. Eso es florecer.
Ser Feminista salva nuestras vidas, Salva las vidas de muchas otras y otres compañeres. Visibiliza, Grita y escupe fuego. Arde la memoria de nuestras semillas que fueron pie para el árbol, nuestras hermanas arrebatadas. El Feminismo es el abrazo colectivo de la individualidad que marcó nuestras vidas y causó heridas. El Feminismo es la furia colectiva de seguir viviendo para dejar de ser oprimidas.
El Feminismo es vida.

casi como en fila,
como raíces que penetran
veo la luz meterse
y alumbrar tu piel

un costado prima
mientras el otro,
bajo la tenue
se esconde de mí

las sierras de fondo
la yerba que lava
el ruido del viento
y tus manos frías

cae el sol
dejando salpicar colores
y refleja sus últimos rayos...
todos van hacía vos

veo agrandar mis pupilas
veo mis manos apretarse,
mientras mis piernas se juntan
oigo mi respiración

donde el sol sale
la luna se asoma y se chocan
en ese preciso momento
te veo iluminar,
te veo en el brillo
en la mezcla de colores de tierra y cielo
del viento y el río a lo lejos
y me veo temblar
cual reflejo de árbol
y me veo oscurecer
cómo un árbol sin ojear páginas