Eduardo Galeano - Memoria del Fuego III. El siglo del viento.
sábado, 11 de julio de 2015
Alguien.
En una esquina, ante el semáforo rojo,
alguien traga fuego, alguien lava parabrisas, alguien vende toallitas
de papel, chicles, banderitas y muñecas que hacen pipí. Alguien escucha
el horóscopo por radio, agradecido de que los astros se ocupen de él.
Caminando entre los altos edificios, alguien quisiera comprar silencio o
aire, pero no le alcanzan las monedas. En un cochino suburbio, entre
los enjambres de moscas de arriba y los ejércitos de ratas de abajo,
alguien alquila una mujer por tres minutos: en un cuartucho de burdel es
violador el violado, mejor que si lo hiciera con una burra en el río.
Alguien habla solo ante el teléfono, después de colgar el tubo. Alguien
habla solo ante el televisor. Alguien habla solo ante la máquina
tragamonedas. Alguien riega una maceta de flores de plástico. Alguien
sube a un ómnibus vacío, en la madrugada, y el ómnibus sigue estando
vacío.
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