El escribiente, las manos en el
teclado, transcribió los dichos del acusado, conocido por su apodo de El
Tornillo, residente en la ciudad de Melo, mayor de edad, de estado
civil soltero, de profesión desocupado.
El acusado no negó su responsabilidad
en el delito que se le imputaba. Sí, él había estrangulado una gallina
que no era de su propiedad. Alegó:
–Tuve que matarla. Hacía tiempo que me chiflaba la panza vacía.
Y concluyó:
–Fue en defensa propia, señor juez.
Eduardo Galeano - Bocas del Tiempo.
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