lunes, 16 de febrero de 2015

Molestias.

Recuerdo que en el 2014 iba al psicólogo, se llamaba Matías, un hombre de unos treinta y tantos años, alto y elegante con una mirada muy dulce, la recuerdo bien. Me acuerdo que hablábamos de todos mis problemas, de como mi familia era un problema en mi vida y obstruía todos mis propósitos, charlábamos y a su vez analizábamos todos estos. Nunca olvidaré la primera vez que lloré hablando con él, le contaba que amaba el teatro y no podía, que me sentía muy sola porque nadie creía en mi (cosa que sigue pasando y pasará pero analizaré eso después) y todo el caos que tenía en mi cabeza. Él me miraba fijo mientras lloraba y largaba pequeñas sonrisas al verme tan eufórica mientras contaba todo el odio que le tenía a todos en mi (si se lo quiere llamar así) hogar.
Algo que me quedó de esa charla es que hablábamos mucho de mi ambiente, de como mi habitación se había convertido en el único lugar seguro para mis sueños y anhelos, de que mi bunquer (disculpen, no sé como se escribe bien la palabra) y que estaba todo mi armamente puesto ahí para que, cuando mi madreo padre atacaran todos mis proyectos, yo entrara y me sienta en mi ambiente. Lo que en realidad me quedó grabado fue que dijo; que el ambiente me consumía, me sacaba energía y era yo quien debía cambiar eso, si estaba de mal humor todo me saldría mal, si estaba triste o deprimida aún peor ni me levntaría de la cama (como verán Matías en un instante logró darse cuenta de el dramatismo con el que llevo mi vida).
Es por eso que hoy recuerdo esas palabras ya que las flores que me regalaron el día de San Valentin se marchitaron y eso que les cambié el agua las veces que se debía, rompí dos platos intentando lavarlos, metí accidentalmente lavandina en un balde que tenía un short de mi mamá, me lastimé muchas veces con esquinas de mesas o muebles (cosa que no me pasa siempre), metí yogurt en vez de leche para hacerle una chocolatada a mi hermano, todo eso por lo mal que estoy. Pierdo la cabeza y eso me genera molestias.
Estoy de mal humor, triste, sin saber a donde ir, con ganas de abandonar todo pero mi instinto, mi naturaleza no es así. Alguna vez fui una chica muy alegre diciendo que todo iba a cambiar y que iba a lograr absolutamente todo en la vida, que nada me importaba, la bulimia había desaparecido de mi vida, de mis espejos y de mi comida estaba mejor. Es hoy que no puedo verme en un espejo, me molesto. No puedo comer, como rápido con ganas de vomitar otra vez, no lo hago pero tengo arcadas, estoy muy nerviosa.
No hay nada que me genere más molestias que estar mal.
Todo va a estar bien, voy a actuar, voy a militar, voy a saber, voy a aprobar matemática de segundo y tercer año, todo va a salir mejor lo sé.
Puedo cambiar solo me falta estimulo que nunca llegará ni aceptaré. Ayer Nacho me dijo algo muy real que hemos escuchado miles de veces y hacemos oídos sordos: "No esperes nada de nadie, en la vida nadie te regala nada, tenes que estar vos bien y ser fuerte, estar a la defensiva porque así te respetas, nadie te puede cagar si vos sabes como manejarte." y terminó con una frase muy linda: "Te haces la dura pero sos un caramelo de miel, sabes que siempre voy a estar y acá esta tu amigo, si existiera la teletransportación te abrazaría muy fuerte."
Gracias Nacho por responderme los mensajes cuando necesité que me escucharan, gracias Enzo por siempre estar, gracias Azul por distraerme.
Necesito estar bien, por favor.
RS.

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