jueves, 7 de mayo de 2015

Evita.

Pueden matarte mil veces más, los descamisados ahí vamos a estar.
No sólo quizo asesinarte el destino compañera, si no ellos, ellos Evita, los de los bolsillos gordos, los que sus intereses valen más que sus vidas, los avariciosos, a los que la patria no es de todos si no de ellos, de esos grupos económicos. Compañera, amor de Perón y de las masas, luchadora, bella y mágica, supiste entendernos, supiste entender lo popular, porque uno cuando entiende lo popular entiende la vida y sabe apreciarla. Ése duro cáncer que quizo quitarte la voz, el peso, deseó por un momento arrancarte de nuestros pechos, de nuestros sentimientos. No pudo Evita, no pudo contra nosotros, tus desca.
Nadie puedo frenar tu amor, nadie nunca entenderá tu entrega, tu dedicación, tu vocación. Esos, inmunes a tu convicción, esos que han escrito "Viva el cáncer", esos idiotas que no conocen la patria, que no conocen al otro, esos Evita, a esos hoy más que nunca tenemos que ayudar, ¡que dejen de cegar!
No puedo evitar ponerme a llorar cuando pienso en la primera votación de la mujer, que en cama votaste, ni tampoco olvidar cuando renunciaste a los honores pero no al compromiso, ¿cómo poder olvidar cuando defendiste a nuestro General con uñas y dientes?
Si pudiera pedir un deseo en mi vida, al menos uno antes de que dejara de existir ¿sabés que pediría?
Rogaría estar un 1° de Mayo junto a vos, no al lado físicamente, allá en la Plaza, esa enorme plaza que hoy esta cercada, ahí junto a los desca, junto a las mujeres, junto a los niños, junto a Perón. Pediría abrazarte Evita, no puedo pensar en lo que idolatro, lo que lloro al hablar de vos, mis convicciones como mujer, mi firmeza y la defensa es gracias a vos.
Cada vez que no pude te intenté buscar en lo recondito de mi corazón, allá, en lo más lejanos, no importase donde, siempre estuviste. Juré que nunca abandonaría mi firmeza por vos, porque sos lo que más amo y lo que me enseño que para amar al otro tengo que amarme porque yo soy el otro y el otro es yo a la vez. Porque me entendiste, a mí, una mujer que hoy te llora, que hoy te ama y nunca lo dejará de hacer.

Evita, si pudiera verte una sóla vez, si pudiera encontrarte, sólo te diría una cosa; "Gracias".

Gracias compañera, por ser mi guía en éste camino, por hacerme amar a Perón,por hacerme amar a la patria, por ver lo mejor de la vida. ¡VENCEREMOS EVITA, POR PERÓN, POR LOS DESCAMISADOS, POR LOS TRABAJADORES, POR LAS MUJERES Y POR TODO EL PUEBLO ARGENTINO CARAJO!




Por último dejo ésto que escribió Galeano sobre la mujer de mi vida:
"

1952
Buenos Aires
El pueblo argentino desnudo de ella
¡Viva el cáncer!, escribió alguna mano enemiga en un muro de Buenos Aires. La odiaban, la odian los biencomidos: por pobre, por mujer, por insolente. Ella los desafiaba hablando y los ofendía viviendo. Nacida para sirvienta, o a lo sumo para actriz de melodramas baratos, Evita se había salido de su lugar.

 La querían, la quieren los malqueridos; por su boca ellos decían y maldecían. Además Evita era el hada rubia que abrazaba al leproso y al haraposo y daba paz al desesperado, el incesante manantial que prodigaba empleos y colchones, zapatos y máquinas de coser, dentaduras postizas, ajuares de novia. Los míseros recibían estas caridades desde al lado, no desde arriba, aunque Evita luciera joyas despampanantes y en pleno verano ostentara abrigos de visón. No es que le perdonaran el lujo: se lo celebraban. No se sentía el pueblo humillado sino vengado por sus atavíos de reina.
 Ante el cuerpo de Evita, rodeado de claveles blancos desfila el pueblo llorando. Día tras día, noche tras noche, la hilera de antorchas: una caravana de dos semanas de largo.
 Suspiran aliviados los usureros, los mercaderes, los señores de la tierra. Muerta Evita el Presidente Perón es un cuchillo sin filo.

Eduardo Galeano - Memoria del Fuego III. El Siglo del Viento.

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