martes, 4 de octubre de 2016

Carta que nunca te dí.

Estoy escribiendo esto en el momento porque no se me ocurrió mejor idea que recibirte con algo del alma.
No niego estar nerviosa, bastante. Hace tiempo quería conocerte y que lindo que hoy si se de (obviando aquel error de hace unas semanas). Estoy realmente ansiosa, me muero por descubrirte un poquito más, y también -sin ir más lejos- abrazarte. ¿Qué locura no? Vernos parados en esta situación, ahora.
Preparé el equipo de mate, no sé si te gustarán los mates con unos cuantos yuyos... espero que sí.
Pensaba en que a ambos nos gusta Invisible y hoy me levanté escuchando "Elementales Leches" y de inmediato te me viniste a la cabeza, bueno, no tanto. Al no conocer tu rostro en persona, no puedo personificarte.
Me gustan las cartas de este tipo, casual. No dice mucho pero tampoco nada, al contrario más de lo que debería decir. A mí me gusta escribir, y me parece una manera linda de recibirte, más por el viaje.
Que cagada nuestra distancia, pero bueno ¡hoy te veo! Lo lindo de esto va a ser charlar, me parecés una persona muy interesante. Es cómica esta carta porque la vas a leer en el tren de camino a tu casa, y vas a entender un par de sensaciones que me rondaban antes de conocerte. Soy una bohemia, lo sé.
Son las 10:30 de la mañana, aún no te escribí por Facebook, sí... esto de no tener celular es complicado, pero sinceramente no lo necesito -al margen de nuestro error de aquella vez, ya me disculparé- estoy muy cómoda sin tanta tecnología.
Bueno, quiero despedirme para luego recibirte con un gran abrazo (y, si me dejás, besarte). Soy medio romanticona, me gusta la escencia de lo romántico. Espero por verte, y quererte un poco más.

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