domingo, 2 de octubre de 2016

Torbellino.

Acostados, mirando el techo,
ese cielo gris que finjía vernos
desnudos, tocándonos siempre,
siempre queriendo un poco más.

Siendo uno, al ritmo de nuestro compás,
moviéndonos mientras nos sentíamos,
mientras nos desgarrábamos en la cama,
caíamos exhaustos, nos moríamos al besar.

Ese ritual sin fecha ni horario,
sin condición más que el amor,
más que nuestro "te quiero" final,
más que nuestra mirada triunfal.

Nuestras tardes en la cama,
tragos de café, mordidas dulces,
las lenguas enredándose,
como nuestro cuerpo.

Nuestra sed no nos dejaba hiur,
acariciabas mi pelo, deslizandote,
recorrías mi espalda con tus besos,
tocabas mis piernas, enredandose en vos.

Nuestra mirada nos absorvía en el deseo,
siempre tan juntos, siempre tan distantes,
nuestras miradas se ocupaban de desvestirnos,
nos penetraron cada noche...

cada tarde,
cada instante,
cada momento,
nuestro sexo era mirarnos,
era devorarnos con la mirada,
era amarnos viéndonos.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario