miércoles, 5 de octubre de 2016

El hombre de los veinte y cinco veranos /5

No logra dormir, lo tiene en sus párpados. No logra respirar, se posa en su nariz tan relajado.
Ya nu duerme, sueña con él todas sus noches. Quiere decirle algo, pero no sabe qué. Se bloquea.
El hombre de los veinte y cinco veranos se había marchado, pero algo de él le quedó. Teme, le teme.
Ni su aroma se fue, ni sus caricias. Ni la imagen de él, posando sus labios en sus mejillas. Ya no quiere ver por miedo a que deje de mirar, y sólo se quede con su cara, la misma que reflejaba sus ojos.
En sus comidas se atraviesa su nombre, o tiene su gusto. En la cena, ya no traga por miedo a que aparezca para no dejar avanzar la comida, y ni hablar cuando se baña....tiene temor a que la viera.
Él no se había ido, ella lo seguía esperando. En sus sueños, en sus comidas y en sus mismos días.
Sabe que volverá, pero no sabe como recibirlo.
Teme, le teme. Tiene un pedazo del corazón en la mano, y el otro guardado.
Por si se atreve a querer irse con él.

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